El destino universal de los bienes
- karencardona15
- 31 oct 2015
- 1 Min. de lectura
Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos.
Por esto, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa guiados por la justicia y la caridad.
Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno.

Toda persona debe tener la posibilidad de gozar del bienestar necesario para su pleno desarrollo.
Es un derecho natural, inscrito en la naturaleza del hombre, y no sólo un derecho positivo, ligado a la contingencia histórica.
No significan que todo esté a disposición de cada uno o de todos, ni que la misma cosa sirva o pertenezca a c/u o a todos: implica una precisa definición de los modos, de los límites, de los objetos.
Esto nos invita a: cultivar una visión de la economía inspirada en valores morales que permitan tener siempre presente el origen y la finalidad de tales bienes, para así realizar un mundo justo y solidario, en el que la creación de la riqueza pueda asumir una función positiva… Este principio corresponde al llamado que el Evangelio incesantemente dirige a las personas y a las sociedades de todo tiempo, siempre expuestas a las tentaciones del deseo de poseer.
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